El dolor vertebrógeno se caracteriza por diversos síntomas. Los signos comunes incluyen dolor localizado o irradiado que se origina en la columna vertebral, rigidez, espasmos musculares, rango limitado de movimiento y sensaciones de entumecimiento o cosquilleo. El dolor puede empeorar con ciertos movimientos o actividades. En algunos casos, el dolor vertebrógeno puede ir acompañado de síntomas neurológicos como cosquilleo, trastornos sensoriales o pérdida de habilidades motoras en el brazo, mano y dedos. El diagnóstico adecuado por parte de un profesional de la salud es crucial para determinar la causa subyacente y desarrollar un plan de tratamiento adecuado a las necesidades del individuo.

El dolor vertebral generalmente surge de la enfermedad degenerativa del disco, la estenosis espinal, los discos herniados y la tensión muscular. La enfermedad degenerativa del disco se refiere al desgaste gradual de los discos espinales, provocando dolor y malestar. La estenosis espinal ocurre cuando los espacios dentro de la columna vertebral se estrechan, ejerciendo presión sobre los nervios. Los discos herniados suceden cuando la porción interna suave de un disco se abulta o se rompe, irritando los nervios cercanos. La tensión muscular puede ocurrir debido a una mala postura, un trauma o movimientos repetitivos, provocando dolor en la columna vertebral. Estas son las causas más frecuentes de dolor vertebral, requiriendo un diagnóstico adecuado para un tratamiento efectivo.